Veía hace unos días Misterioso asesinato en Manhattan, una de las películas preferidas de Allen. Hay una escena genial en la que Keaton y Allen reflexionan sobre la aparición de la difunta señora House en un autobús de línea. Especulan sobre la posibilidad de que ella tenga una hermana gemela, de que el señor House -el sospechoso- tenga un hermano gemelo, ¡de que ellos mismos, Allen y Keaton, tengan unos gemelos!
Woody: Menudo día. No puedo entenderlo. Resulta que él tiene ... o ella tiene una gemela o él un gemelo...
Diane: ¿Qué?
Woody: O tienen personalidades múltiples... o tú tienes una gemela o yo un gemelo.
En Almas muertas (1842) hay un episodio que discurre con el mismo tipo de humor surrealista y del que Allen podía haber tomado nota para su chiste. En la novela de Gógol los funcionarios discuten sobre las medidas que deberían adoptar en relación a Chíchikov: "si era una persona a la que había que detener y encarcelar por sospechoso o si era una persona que podía él mismo detenerles y encarcelarles a todos ellos por sospechosos".
Avanzando en Almas muertas me encuentro con un pasaje que me deja impresionado por su innovador y revolucionario concepto. En la presentación (ya en la segunda parte del libro) del terrateniente Tentétnikov se recogen testimonios de vecinos, artilugio narrativo que utilizará Woody Allen en su debut Coge el dinero y corre de Woody Allen cuando entrevistan a los padres del protagonista (con aquellas gafas y narices postizas) o en la misma Zelig y en la más reciente Si la cosa funciona, y que mucho antes ya empleara Orson Welles en el comienzo de Los Amberson (El cuarto mandamiento).
Vale, sí, Gógol y Allen pero ¿y Gógol y Bernhard? Un momento, en otro pasaje de Almas muertas, acerca de uno de los personajes con los que traba relación Chíchikov: "El jefe de Correos era más aficionado a la filosofía y leía con gran interés, hasta por la noche, Las noches de Young, y Clave de los misterios de la Naturaleza, de Eckartshausen, de cuyas obras tomaba unos largos apuntes, aunque nadie sabía de qué género de apuntes se trataba." Y qué, se preguntarán, ¿cómo que y qué? ¡Es esa figura!, la del estudioso virtuoso, la del analista improductivo, la que nos recuerda a los entrañables personajes bernhardianos que escriben durante años trabajos intelectuales, como el trabajo sobre el oído de Konrad en La calera, o el diseño del cono por parte de Roithamer en Corrección, o el trabajo sobre Mendelssöhn de Rudolf en Hormigón, o el de Koller sobre Fisionomía en Los comebarato, etc... Por otro lado, ese autor, Eckartshausen, al menos por el nombre, y por ser del siglo XVIII -y alquímico, esotérico...-, es típico de las lecturas de los personajes bernhardianos, tan aficionados a Stifter, Goethe (más a Las afinidades electivas que al Fausto) o Novalis (Enrique de Ofterdingen) o Pascal. No me dejan ustedes otra opción que buscar alguna información de este misterioso autor. Escribió La nube sobre el santuario y De las fuerzas mágicas de la Naturaleza (supongo que a ese libro se refiere el narrador de Almas muertas). Todo esto me recordó que el otro día en la biblioteca municipal me quedé hojeando el Amabile del Príncipe de Ligne, otro clásico del XVIII, que espero leer próximamente. También al comienzo de la segunda parte leemos el laborioso trabajo del vago terrateniente (¡que anuncia al Oblómov de Goncharov de 1859!) que debía "reunir Rusia entera" (¡al modo de los grandes proyectos bernhardianos inacabables!) y que finalmente se queda en un mordisquear la pluma y unos garabatos sobre el papel.
Y como no es posible escribir un artículo sin mencionar a Kafka aquí lo traigo. ¿No dirás que la editorial de Almas muertas tiene nombre kafkiano? Es extraordinario, qué agudeza, la editorial que ha publicado Almas muertas se llama como el protagonista de El proceso, "Joseph K. Editor" o "Josef K. Editor" -ellos mismos no lo tienen claro, en el interior es "Joseph k", en la portada es "Josef K"-. Me pica la curiosidad e investigo otros títulos de esta editorial: Una vida, de Svevo y El difunto Matías Pascal, de Pirandello, lo que me hace simpatizar aún más con ella.
Josef K, editor |
Joseph k, editor |
En una de las pestañas de la contraportada reza el inicio de El proceso: "Alguien debió haber calumniado a Josef K., puesto que, sin haber hecho nada malo, fueron a arrestarlo una mañana".
Y no sólo eso... ¿Cómo? se preguntarán estupefactos los lectores. Sí, en efecto, en Almas muertas asistimos a alguna que otra escena de evidente tinte prekafkiano, como cuando Chíchikov solicita al coronel Koshkariov que le venda sus mujiks fallecidos y este le contesta en términos de numerosas estancias burocráticas y diferentes departamentos que hacen absolutamente inviable la consecución de la transacción ("sin trámites burocráticos es imposible hacer nada"); y ya casi al final, cuando Chíchikov está arrestado: "Acaso yo podría ayudar a arreglar las cosas por las buenas. Los funcionarios no lo lograrían, empezarían a escribir, y el asunto está tan embrollado con sus papeles que los papeles no les dejan ver las cosas tal como son", le dice Murázov a Chíchikov.
Y no lo van a creer pero estaba leyendo a la par que Gógol un misceláneo y ditirámbico -y, seamos sinceros, algo cursi- librito de Cees Nooteeboom titulado Cartas a Poseidón. En uno de los capítulos se menciona un relato de Kafka llamado Poseidón y que, sinceramente, no recuerdo. Nooteboom describe un poco el relato, un dios Poseidón atareado en labores administrativas no puede ocuparse en ver el mar (¡qué digna de Kafka es esta maravillosa escena!): "según Kafka, tú nunca viste el mar (...) Dado que tú resides permanentemente bajo las olas, no conoces el elemento sobre el que gobiernas. No sé qué pensar de eso. Así te ve Kafka, un dios fatigado bajo las profundidades del océano. Bajo un techo translúcido en movimiento. Inquieto. Un dios siempre ocupado con la revisión de las cuentas, gobernador de todos los mares. No puedes dejar la administración ni un instante, pues ellos no conocen a nadie más que pueda hacerse cargo de esta tarea. Kafka no menciona quiénes son ellos, que para eso es Kafka". Y ese "que para eso es Kafka" es tan absolutamente genial, entrañable, elogioso y no sé qué más, que primero me hace sonreír, luego reír y por último emocionarme como un tonto.
Ya, pero seguro que no puedes establecer una conexión entre el libro de Nooteboom y Thomas Bernhard, pensará el lector a estas alturas. ¡Se equivoca! La dedicatoria del libro de Poseidón reza: "A Siegfried Unseld, a quien debo tantos cambios". Siegfried Unseld fue editor de Thomas Bernhard y la correspondencia entre ambos (unas quinientas cartas) fue publicada hace unos años.
Esta madrugada terminé de leer la inacabada Almas muertas. En una nota del editor K se puede leer: "Esta edición de Almas muertas se acabó de imprimir en Sevilla el día 14 de mayo de 2003, aniversario de la muerte de August Strindberg". Dirán que soy demasiado amigo de las coincidencias pero no puedo reprimir ojear el calendario y..., vaya, qué día es hoy...
Bueno, me voy.