martes, 9 de abril de 2013

Max Brod, traductor de ópera.

Andaba buscando unas pegatinas para mi sobrino cuando encuentro -en una balda, encima de la colección de Drácula- unos olvidados boletines informativos del sello discográfico Diverdi. Cojo uno al azar para hojearlo, en concreto el nº66 de diciembre de 1998. Allí leo algunas críticas de discos, como las del vienés Ignaz Holzbauer, "figura crucial de los ambientes musicales de la Viena y el Mannheim de su tiempo", y de Ferdinand Ries, "nacido en Bonn quince años antes (de) Beethoven". En la página 22 me llama la atención un artículo titulado "La venganza recompensa a la envidia", escrito por Virila Mann acerca de la grabación en el sello Supraphon de la ópera Cabezas de perro, del checo Karel Kovarovic. Cuenta Mann cómo en 1904 Kovarovic rehusó estrenar la ópera Jenufa de Leos Janácek en el Teatro Nacional de Praga, relegando su representación a la ciudad de Brno y a "un eco público de ámbito regional". Parece que la confrontación entre los dos artistas provenía de una denostatoria crítica que hiciera Janácek de la primera ópera de Kovarovic, Los novios, publicada en Hubední Listy en enero de 1887.
Sobre Jenufa y Kovarovic continúa Mann: "Doce años después se avino a representarla en un predio teatral del río Vltava, intimando a Janácek a admitir su manipulación como un mal inevitable y el óbolo obligatorio del peaje praguense. Sometida la partitura a cortes, retoques, una reorquestación edulcorada y el trueque del final original por otro apotéosico y en canon, la dirigió el mismo Kovarovic el 26 de mayo de 1916 con un éxito inopinado que causó sensación en los medios musicales y propulsó el suceso y la difusión internacional de la obra, dando lugar al año siguiente a la edición vienesa con la traducción al alemán de Max Brod."

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