sábado, 28 de enero de 2012

Ayer, de camino, de Peter Handke


Este libro reúne las notas que Handke tomara en sus viajes en la década de los ochenta por diversos lugares de Europa (la extinta Yugoslavia, Francia, Italia, España,...), Asia (Japón) o América (Anchorage). Digamos que no existe ilación alguna entre las notas (su naturaleza: "Toda anotación debería venir de una sacudida, o de un estremecimiento, o de un sobresalto, o estar acompañado por ellos ("el ojo mágico") (Bruselas, 8 febr. 1988)"), es decir, no están dispuestas ni por capítulos geográficos ni temáticos ni de ninguna otra forma sistemática, ¿reside en su particular anarquía su encanto especial -espacial-? Al inicio de la publicación Handke avisa de que ha eliminado algunas notas referentes a visión de obras de arte sobre todo -yo me pregunto dónde demonios estarán esas notas que son las que más me interesan, ¿futura publicación de carácter crítico-artístico?-.
Después de leer intensamente -y emocionalmente- este cúmulo de anotaciones he repensado en los posibles temas de indagación -así como de inspiración- del autor.
1- la soledad del viajero;
2- la reflexión acerca de la búsqueda de la felicidad -alegría- (p.115 "No salir del asombro", una posible divisa para la vida);
3- predilección por los detalles -una luz, unas sombras, unos colores, unas voces de niños...-;
4- la génesis -y significado, sentido- de la poesía;
5- la complacencia del arte -o románico versus gótico o el enigma de la figuración, por ejemplo, o también Memling en Brujas-;
6- estado de melancolía inherente al viajero (p.111 "Una imagen para la melancolía: los barriles, en el agua, totalmente helados, junto al estanque, en la pintura de Brueghel que representa el cómputo de los habitantes del pueblo (10 feb., Gante)
p. 432 "En una edad en la que otros tienen por fin su contorno, él perdió el suyo, lo borró";
7- la preocupación -o cómo deshacerse de (ó convivir con) ella- (p.148. "Al aire libre, a practicar la despreocupación");
8- el silencio (p.164 "¿Llega por fin el tiempo, la época en que estar en silencio será más divertido que hablar, que cualquier manera de hablar?");
9- el anhelo (p.95 Mi único talento ha sido desde siempre el anhelo por ejemplo, nunca he sabido escribir; saber como saber hacer; etc (Place de Clichy, Paris);
10- la eterna lucha tranquilidad-intranquilidad: "Le vino a la mente cómo en una ocasión había estado tranquilo y se tranquilizó (así La pérdida de la imagen, 22 de abril, Viena)".
Si elaboramos un ideario de las diferentes semánticas handkianas -o formas de iluminación del autor- nos podemos encontrar así a un Handke:
1- filosófico pragmático (p.517. "Un tipo de sensación de vida: por medio de la evitación de algo. Y otra sensación de vida: por medio del estar de acuerdo");
2- poético "cursilánime": p.136. "Descansar ante el vacío. Ante el jardín del templo de Ryoanji, encontrado al fin después de un largo vagar errante a pie por todo Kyoto, un jardín con nada más que los bloques de piedra en la grava recién rastrillada, en el papel de mar de Japón".
3- reflexivo descriptivo existencialista -la descripción de las raíces de La náusea de Sartre se queda en mantilla-;
4- "bibliófilo": al final le da por leer la Biblia: p.347. "No seas sabio a tus propios ojos" (sentencias de Salomón 3,7);
5- lector empedernido: Goethe, Philippe Jacottet, Wittgenstein, Chejov,... (p.292. "La lectura por un libro que vamos a leer. Ésta es la más pura de las alegrías");
6- viajero en eterno aprendizaje (p.194. "Es imposible ser un viajero experimentado, desconfía de aquellos que pretendan serlo");
7- soñador (p.272 "-Esta noche he tenido un suelo tan bello; -Probablemente estabas cerca de la muerte");
8- amante de las anacrónicas juke-box (Burdon, Van Morrison...);
9- crítico de arte (apasionado).
 Algunas cosas que nos enseña este magnífico libro de Handke -sin resultar dogmático ni categórico-:
- necesitamos aprender a sorprendernos, en el momento en que el afán por la sorpresa desaparece así desaparece nuestra ilusión;
- el arte como fuente de sorpresa, la soledad como estado ideal para la sorpresa; 
- la lectura como hallazgo -como ilusión-;
- la interpretación de la felicidad -y su estado temporal- como forma de retenerla -o también: la ausencia-;
- que un libro de 700 páginas se puede hacer recopilando papelillos excéntricos repletos de ideas filosóficas, estados de ánimo, pequeñas descripciones, remanentes de pensamientos, ligeras obsesiones, reflexiones sobre lo leído, etc...
Me pregunto si la obra no hubiese ganado en coherencia de haber sido seccionada en capítulos (a veces ni siquiera sabemos dónde se encuentra Handke y él mismo llega a reprocharse no especificar el lugar y la fecha de cada nota). Quizás ese aire espontáneo, reducto de extemporaneidad -casis siempre con un día e retraso ("Ayer")-, que intenta asirse a la cotidianeidad del viajero –figurado como diletante, digamos mejor como genio disfrazado de diletante-, es el que justifica el texto. O quizás la premura por publicar una serie de notas escritas años ha (¿hacía la limpieza Handke en su casa y se encontró todo aquello?).
Estas notas sirvieron así mismo para la redacción de algunas de sus obras como El año que pasé en la bahía de nadie y La pérdida de la imagen o por la Sierra de Gredos (éstas indicadas expresamente). También asistimos durante el recorrido "odiseico" -¿adónde quiere llegar Handke?- al momento de la concepción de algunos de sus ensayos como son sus Ensayo sobre el cansancio y Ensayo sobre las jukebox.
Por último, un emotivo recuerdo a Thomas Bernhard el día de su fallecimiento:
p. 405. "Ayer: el viejo suelo de madera de la tienda de Ur, balanceándose (...) (y ahora venga salir, al campo; Entveig, Cerdagne, 17 de febrero de 1989) (Thomas Bernhard RIP: ¿no hay nadie aquí para llorarlo?)"
En definitiva, una lectura estimulante, alentadora, fantástica, ilusionante.

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