viernes, 15 de marzo de 2013

Sáenz y Sebald. Unas correcciones.

Jorge Carrión entrevistó a Miguel Sáenz (Larache, 1932), traductor al español de gran parte de la obra de Thomas Bernhard y de algunos títulos de Sebald, para la revista Quimera. Esta entrevista se puede leer en el blog del Club de traductores literarios de Buenos Aires.
 Primera corrección. El año de Los emigrados.
JC:¿Cómo fue su primer contacto con la literatura de Sebald?
MS:La primera vez que llegó a mis manos un libro de Sebald fue a mediados de los ochenta, concretamente,
Die Ausgewanderten (“Los emigrados”)...
JC:
Es de 1992...
MS:Tienes razón... Lo debí leer entonces a principios de los noventa...
Hacía tiempo que no me reía tanto con una metedura de pata de un intelectual, ya me imagino la escena, Sáenz entornando los ojos, respirando profundamente, ah, lo recuerdo perfectamente como si fuera ayer, aquel libro llegó a mis manos a mediados de los ochenta, oh, qué época más maravillosa, los Maiden habían grabado el Powerslave, Forman rodó Amadeus, la Quinta del Buitre ganaba cinco ligas…
Eh, perdone, maestro, el libro es de 1992…
Sáenz se muestra reciente, desconfiado, "¿está seguro?", pregunta, ah, bueno, entonces debí leerlo a principios de los noventa…
Sí, seguramente.
Segunda corrección. El título Del natural.
JC: Antes de la publicación de Del natural por parte de Anagrama, circuló en algunas revistas españolas “Contra natura” como traducción de "Nach der Natur". ¿Podría explicar por qué “del natural” es la opción correcta?
MS: “Contra natura” es un disparate. Dejando aparte que “
nach der Natur” significa normalmente “del natural”, no hay más que leer el texto de Sebald: en el capítulo VI de la primera parte, al hablar de la Crucifixión de Basilea, Sebald dice: “Probablemente, Grünewald pintó del natural y recordó...”, refiriéndose al eclipse de 1502.”
Ah, vale, eso lo explica todo.
Tercera corrección.  La batalla de Altdorfer.
“JC: ¿Hasta qué punto ha tenido en cuenta las traducciones al inglés a la hora de abordar las suyas?
MS: Siempre que puedo echo una ojeada a las traducciones inglesas. Concretamente en el caso de Del natural, con motivo de un proyecto de la Editorial Turner para hacer una edición bilingüe del poema, que iba a llevar aguatintas de Jan Hendrix, realicé un cotejo minucioso de mi traducción con la de Hamburger. Ello me sirvió para detectar errores míos y descubrir soluciones a veces mucho más felices. También encontré algún –raro- desliz en el texto inglés, como cuando, al final, al describir “La batalla de Alejandro” de Altdörfer, el texto inglés dice “the shadows already graze / the cypresses”, cuando la simple contemplación de la pintura muestra que Sebald no se refiere a ningún ciprés sino a la isla de Chipre, que aparece en perspectiva ante Egipto.
Así que aquella edición le sirvió a Sáenz para detectar errores suyos y descubrir soluciones..., pero sólo describe el fallo de los ingleses -qué interesante habría sido que revelara sus imprecisiones-, un fallo, por otro lado, imperdonable, pobres ingleses, me digo, no habrán entendido nada del libro. A propósito, qué sentido tendrá que las sombras casi raspen o rocen a los chipriotas –igual al final el traductor inglés mejoró a Sebald.
Intento de corrección. Las otras traducciones de Sebald.
Nos encontramos a un tenso momento de la entrevista. Sáenz tendrá que pronunciarse respecto a sus compañeros. Seguro que no nos defrauda.
“JC: No se puede decir lo mismo de las traducciones al castellano que no han sido responsabilidad suya, hasta el propio Sebald llegó a quejarse de ellas, si no estoy mal informado...
MS: Puedo decir muy poco de otras traducciones al castellano, que realmente no conozco. Sin embargo, no creo que puedan descalificarse en bloque
.”
De modo que Sáenz ha estudiado las traducciones inglesas de Sebald pero puede decir muy poco de las otras traducciones al castellano, ¡que no conoce!, ¿ni por curiosidad?
Reviso en casa los ejemplares de Sebald no traducidos por Sáenz, los de la editorial Debate. Vértigo (1990), traducido por Carmen Gómez en 2001; Los anillos de Saturno (1995), traducido por Carmen Gómez y Georg Pilcher en 2002; y Los emigrados (1993), traducido por Teresa Ruiz Rosas (y revisión de Sergio Pawlowsky Glahn) en 1996. Intento con gran esfuerzo someter mi mente al ejercicio de comparar de memoria las lecturas de los libros de Sebald traducidos por Sáenz (Austerlitz entre ellos) y por otros. Resultado: no me acuerdo de nada, tan solo de que ambos estilos me parecían igualmente enrevesados -Sebald mediante, me digo.

Apéndice: como quiera que no puedo dormir esa noche, aprovecho para dar vueltas al asunto del cuadro de Altdorfer y sus cipreses. Consulto Del natural en la traducción de Sáenz: "Fuera, con las velas hinchadas navegan los barcos, y las sombras tocan ya Chipre, y más allá se extiende la tierra firme de Egipto". Entiendo que las sombras pertenecen a las velas -ridícula posibilidad, o bien son sombras en general, en sentido figurado, poético-. Miro el cuadro de Altdorfer, ni rastro de sombras. Luego me pregunto qué hace Sáenz, si interpretar el cuadro de Altodorfer o el texto de Sebald. También me pregunto si en el original aparece la isla de Chipre o se menciona a los chipriotas, pues en el primer caso me resulta difícil creer que el traductor inglés confunda el nombre de la isla con cipreses, supongo que es debido a las características declinatorias del alemán o algún aspecto gramatical que desconozco totalmente. También me pregunto por qué tuvo que cotejar la edición inglesa para hacer la edición bilingüe de Turner y por qué no lo hizo para la edición monolingüe de Anagrama y si la hizo después de ésta -como es lógico pensar- y si en mi ejemplar existen muchas de esas erratas que luego pudo solucionar -¿en ediciones posteriores?-, y si me devolverán el importe de mi ejemplar en el caso de que descubra esas erratas o al menos el importe proporcional a los emolumentos percibidos por Sáenz-o ya puestos todos los emolumentos percibidos por Sáenz y por Anagrama en las ventas de este título y de cualquier otro de Sebald, por si acaso. Repaso el título del poema -o lo que quiera que sea- que contiene el pasaje de Altdorfer -se nombra algún cuadro más de él-, se llama "La noche oscura hace una incursión", y viene prologado por una cita de la Primera Égloga de Virgilio que dice: (...) y ya los techos de las granjas humean a lo lejos y caen de los altos montes las mayores sombras (...)". Curiosamente -o no-, Thomas Bernhard publicó en 1960, incluso antes que su primera novela Helada, un libro de poemas titulado Ave Virgilio -me pregunto si existe alguna relación sin obtener respuesta. Me llama la atención la existencia de esas sombras de la cita virgiliana, ¿las mismas del texto, la de las velas, las que alcanzan a los cipreses, a los chipriotas, a la isla de Chipre, o son simplemente -o no tan simplemente- las sombras del humo de la batalla de Issos?

2 comentarios:

  1. Bueno, yo leí Vértigo y Los anillos de Saturno enseguida después de Austelitz, quizá por eso no fue difícil hacer una comparación, más bien se dio espontáneamente. Sáenz me gusta mucho como traductor, o como re-narrador. Y con respecto a las metidas de pata, yo había detectado ésta: uno de los dos pares de ojo que parecen al comienzo de Unerzählt es de Wittgenstein (esos ojos inconfudibles de chiflado). El dice: Tripp y Amery, pero en un par se equivoca (ahora no recuerdo cuál, tengo el libro en casa, precioso, de Nórdica). Beso.

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  2. mcuhas gracias por esa corrección adicional, vero. No tengo ese libro de Sebald -tampoco leí El paseante solitario, sobre Walser, del que he recobrado conciencia al escribir esto-. Añadí un apéndice -demencial y absurdo pero necesario o totalmente innecesario-, besos

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